Hoy ha sido uno de esos días horribles, en todos los sentidos. En realidad, en un único sentido, pero ya es suficiente. Porque resulta que el último examen que he hecho, el de Teoría de la Literatura, me ha salido penoso. Como un churro. Así de claro. Y es que realmente el examen no era tan difícil... más bien, lo difícil era (y es) la materia. Demasiados conceptos, demasiadas definiciones, demasiada filosofía. Y un profesor demasiado exigente con el que cuesta la misma vida aprobar. Y, por si fuera poco, voy yo y me equivoco en algo elemental... ¡en algo que sabía!
Vamos, que no daría un céntimo por mi examen. Una auténtica mierda.
¿Veis? En momentos como éste, la música de Lacrimosa se convierte en algo así como mi único consuelo... como mi pequeña esperanza. Sé que iré a septiembre (porque lo sé ya de antemano, será un verdadero milagro si logro aprobar la asignatura), pero al menos me consuelo un poco si escucho Stolzes Herz o alguna canción que me levante el ánimo. Al mal tiempo, buena cara. Eso dicen.
Y yo nunca he suspendido ninguna asignatura. Imaginaos cómo me siento.
Aunque, también es verdad, de los errores se aprende. Y no todo puede ser malo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario