30/5/10

Fotos WGT 2010

Os dejo algunas fotos de Lacrimosa (Tilo) en el Wave Gotik Treffen de este año... me habría gustado tanto estar ahí... pero claro, en esta vida no se puede tener todo.
¡Qué expresividad y qué sentimiento cantando! Es algo que no me canso de repetir... la simple visión de su cara, me produce admiración.
¡Qué grande este hombre! ¿Cómo no adorarlo? ¡Es imposible no quererlo!

23/5/10

Stolzes Herz

Hoy quiero escribir un poco sobre la que puedo decir- por decir alguna- que es mi canción favorita: de hecho, es prácticamente mi himno... ninguna canción me ha hecho sentir nunca como Stolzes Herz.
Y una de las cosas que precisamente me asombran más de Stolzes es el cambio que experimenta; comienza triste y melancólica y se autopresagia como la típica canción gótica, con la predominante voz de Tilo sobre la suave base del piano... y esa voz suena apagada, a veces casi llega a desvanecerse... incluso Tilo parece llorar en cierto momento. Es un hombre derrotado por el mundo que le rodea, que ha perdido toda esperanza y no sabe a qué agarrarse, así que se plantea preguntas existenciales. Está al borde del abismo, podría decirse.
Sin embargo, la voz de Tilo va creciéndose, como si de repente recuperase todas las fuerzas que ha perdido y estuviese impulsándose a sí mismo... hasta que llega a ese grandioso estribillo en el que canta:
"Con las manos manchadas de sangre
con lágrimas en el rostro
una sonrisa en los labios
y la profunda esperanza en la mirada.
Incluso elevarse sobre la inmundicia;
profundamente manchado pero orgulloso de corazón.
A una vida nueva despertar...
y despertar completamente nuevo en la vida..."

Ese estribillo es, como digo, un himno para mí. Me ayuda a sentirme orgullosa de lo que soy, a nunca dejar de creer en mí misma y en mis ideales pero, sobre todo, a levantarme de nuevo si alguna vez me caigo. Porque, como suele decirse, en esta vida todo tiene remedio excepto la muerte. Y esa es la valiosa lección que nos enseña Stolzes Herz. Confiar en nosotros por encima de todo. Y valorarnos por lo que somos realmente y no por lo que los demás puedan decir de nosotros. Y, ante todo, a nunca perder la esperanza.

21/5/10

Fotos I

Hoy me apetece dejar y comentar algunas fotos de Tilo escogidas al azar... él sale bien en todas.

Esta es una de mis preferidas. Adoro su mano, apoyada en su pecho, que agarra con una fuerza increíble... siente la música de un modo imposible de describir. Y cuando canta y cierra los ojos... sencillamente conmovedor.



Parece un fantasma, un espectro de la noche rodeado de un halo azul y misterioso... no sé cómo lo consigue, pero vaya donde vaya, este hombre está siempre circundado por un aura mágica e intangible.

¡Cuánto me gustaría que él tocara el piano para mí! Es otro de mis imposibles sueños que desearía con todas mis fuerzas que se cumpliese... es que con esas manos de largos dedos seguro que hace maravillas con el instrumento.

¿Acaso puede existir algo más bonito en este mundo? Seguro que no; estoy tan convencida de que él no es definitivamente humano... no puede serlo, es demasiado bello para poder ser llamado un hombre cualquiera.

Y ¿qué puedo decir que no haya dicho ya? Quiero a Tilo más que a nada en el mundo: desde luego, no sé cómo lo habrá hecho, pero me ha enamorado de una forma imposible de expresar (L)

18/5/10

Uno de mis sueños...

La verdad, no sé por qué escribo esto aquí... supongo que porque necesito escribirlo en alguna parte para desahogarme, no sé. Pues bueno, uno de mis más grandes sueños (aparte de conocer a Tilo, por supuesto) es tener mi propia banda de rock gótico... ya le tengo puesto hasta el nombre y todo: se llamaría Laudationes Funebres (aunque es cierto que durante un tiempo he estado barajando otros posibles nombres, como "Ainigma" o "Der Totentanz", pero decidí quedarme con éste)... el nombre no es, ni mucho menos, fortuito: viene a significar algo así como "cantos en alabanza de los difuntos", y eran una especie de discursos que los antiguos romanos dedicaban a sus muertos más ilustres. Quitando el hecho de que el nombre de por sí suene gótico, también tiene un significado más profundo: la música que haríamos sería música para los muertos (para los muertos en vida) o, en otras palabras, "laudationes funebres".
Y ¿qué tipo de música? Pues me gustaría mucho mezclar rock gótico clásico, del de toda la vida, con música neoclásica/romántica que evoque ambientes misteriosos y etéreos (algo parecido a Dark Ambient...).
También la estética sería original: me gustaría hacer un cruce entre el goth- punk y la estética romántica-victoriana, algo así como una mezcla entre los estilismos de All Gone Dead y Lacrimosa juntos... chaquetas de cuero con corsés, faldas largas y botas de lazos, esmóquins y pantalones de cuero... todo negro, por supuesto.
Pues ese es uno de mis sueños :) Ojalá Laudationes Funebres algún día llegue a hacerse realidad. Me gustaría mucho.

14/5/10

Incomprensión

Hoy he peleado con mi madre. Bueno, en realidad, ella se ha enfadado conmigo. Y lo que más me fastidia es que no confíe en mí, que no sea capaz de creerme cuando digo la verdad. Le he jurado por mí misma y ni aun así me ha creído. Qué triste: lo sé- siempre lo he sabido- que soy una verdadera incomprendida. Y lejos de parecer muy trágica o muy romántica, sé que es cierto. Que en este mundo al que yo califico de "hostil" nadie me hace caso, nadie me presta su confianza, nadie conoce mi existencia.
Y yo me pregunto: ¿por qué este castigo? ¿Qué he hecho yo para merecer algo así? Nada, en realidad. El mundo me ha vuelto la espalda y me ignora por completo mientras yo me pudro en un páramo desolado de tristeza y soledad.
Por eso, en situaciones como ésta, es fantástico y asombrosamente esperanzador que al menos haya un breve rayo de luz que me ilumine el día... por eso es genial que exista Lacrimosa, y Tilo, que sí me comprende y cuya música sabe adecuarse perfectamente a mi estado de ánimo. Esa fue una de las cosas que más me agradaron de Lacrimosa: su capacidad para entenderme perfectamente y para hacerme llorar si es necesario, reír o sentirme bien. Es como un destello leve pero poderoso en esta sombría vida mía... sé que puede parecer una tontería, pero cuando escucho su música, siento como si alguien me tendiera una mano cálida y amiga que da gusto estrechar.
Muchas veces me he imaginado (inconscientemente, tal vez) a mí misma al borde de un abismo negro como la noche, a punto de precipitarme a su honda oscuridad, desesperada. Y entonces, justo cuando mis pies han estado a punto de abandonar el frío tacto del suelo, alguien, con todo su cariño, me ha sujetado por detrás para impedir mi caída y me ha devuelto a la luz. Es otra más de las muchas razones para estarle agradecida a Tilo: su comprensión y el saber entenderme cuando todos me han dado de lado, cuando nadie ha sabido ponerse en mi situación: cuando, en definitiva, el mundo me ha dejado sola a merced de las bestias de la oscuridad.
Ya no tengo miedo. ¿Por qué tenerlo? Así da gusto ser una incomprendida ;)

9/5/10

Música con un alto poder de sugestión.

Hoy quiero hablar de una de las propiedades de la música de Lacrimosa y de Tilo que siempre me han llamado más la atención, y es, independientemente de su fuerte capacidad para transmitir sentimientos y emociones profundos (algo de lo que ya hablaré en otro post), el gran poder de sugestión que posee. Me estoy refiriendo a su poder de hacer imaginar cosas, a veces de forma tan increíblemente fuerte que si cierras los ojos pareces trasladarte a otro mundo totalmente distinto; y esta es justamente una de las cosas que más me gustan de su música.

Desde la primera nota que escuché de Lacrimosa, comencé a imaginar cosas. Recuerdo cuando escuché Crucifixio por primera vez, que imaginé un oscuro y ténebre cementerio sumido en la oscuridad de la noche. Pero esto no es exclusivo de esta canción: Halt Mich me hace pensar en un barco surcando los mares, Nachtschatten me hace imaginar la tristeza y soledad del protagonista, sumido en las sombras de su propia soledad, igual que cuando escucho Vankina, la música me sugiere un antiguo y misterioso templo clásico.

Como ya digo, a mí me gusta, cuando estoy nerviosa, estresada o simplemente preocupada por la cantidad de cosas que tengo que hacer, relajarme y cerrar los ojos mientras me pongo algo de Lacrimosa... en esos momentos, vacío mi mente y pienso únicamente en lo que estoy escuchando, tratando de formar imágenes mentales con lo que suena, evadiéndome del mundo que tan poco me gusta y dejando que la música fluya por mi cuerpo, por todas mis venas. Es una sensación verdaderamente increíble... y a veces, sólo a veces, me gusta creerme que esas imágenes que la música propicia son reales, que no son sólo producto de un sueño o de mi imaginación. Me gusta pensar que el mundo propuesto por Tilo existe, que hay un lugar así de mágico, misterioso y melancólico... Bueno, probablemente no sea posible viajar a un mundo así físicamente, pero siempre tendremos la música de Lacrimosa para trasladarnos a ese sueño. Porque, como decía Calderón de la Barca, "toda la vida es sueño, y los sueños sueños son". Lacrimosa es un sueño, el mío, y es mi música. La que me hace imaginar todos mis deseos más ocultos. ¿Debo estarle agradecida a Tilo por permitirme de vez en cuando distanciarme del mundo? Creo que sí. Así que, muchas gracias por dejarme soñar. Lo necesito.

4/5/10

Sombras de la Noche

Hace unos pocos meses, me decidí a participar de nuevo en un concurso literario, así que escribí un relato... como cada vez que escribo algo fantástico automáticamente pierdo, escogí elaborar algo realista esta vez: tan realista que está basado en hechos ciertos. En concreto, en Tilo y en mí misma.
Hoy he recibido la carta del concurso: no he ganado, pero no importa, porque para saber ganar, primero hay que aprender a perder.
De todas formas, he querido dejar aquí el relato en cuestión, no sin antes explicar un poco de qué trata:
Hay dos personajes principales: la figura del músico alemán, un alma torturada que sufre horribles pesadillas por las noches que le impiden conciliar el sueño; pesadillas que precisamente constituyen la base de su arte, aquello que le impulsa a escribir música. Por otro lado, una joven admiradora del músico que prácticamente necesita de su música para vivir, para aislarse de todo lo malo que la rodea... porque ella vive encerrada en una poderosa oscuridad.
Sin más dilación, dejo aquí el cuento esperando que lo disfrutéis:

Era de noche. Noche azabache sin luna, noche sin cielo y sin la breve luz del día que se oculta, travieso, esperando que llegue el turno de su gobierno; noche de cementerio macabro emplazado en las afueras de una urbe ruinosa. Eso fue lo primero que pensé. Pero no se trataba de una noche clara y distinta- porque en la madrugada siempre hay un halo tenue de brillo de estrellas-, sino de una oscuridad difusa que se extendía por doquier, como una negra niebla misteriosa que temblara en el ambiente, durmiendo y a la vez desplazándose lentamente. Además, no había suelo, paredes, montañas, agua, ni ningún otro soporte físico. Como la nada. Allí, en mitad de aquel silencioso vacío, me hallaba yo sumido en el mismo mutismo mirando en derredor esperando encontrar algo. ¿Qué, si no había nada, nada más que yo mismo? El espacio que mis torpes ojos podían abarcar era realmente reducido, si es que puede hablarse de espacio, ya que todo lo dominaba esa angustiosa laguna umbría. Me movía por allí con pasos inseguros, avanzando con cautela y explorando cada resquicio de aquella insondable negrura, sin encontrar ni el más mínimo índice de luz. En aquella situación de atopía total, comenzaba a sentir nostalgia de las cosas a las que estaba acostumbrado en el mundo corriente, e imaginaba con terquedad objetos por todas partes, obstinándome en poner materia donde era imposible que la hubiese.

Conforme me fijaba en aquella penumbra indefinida que me inquietaba sobremanera, me parecía que lo que me rodeaba se iba ensanchando, y que yo a mi vez me iba haciendo cada vez más pequeño. Por supuesto, todas mis fantasías vanas se habían esfumado entre ingentes columnas de negrura, evaporándose como el humo. Horribles, crecían las sombras de la quimera que era aquel no-lugar, devorándome entre elevados muros transparentes que se abovedaban sobre mi cabeza. Llegó un punto en el que las tinieblas que se cernían sobre mí como gigantescas amenazas flotantes llegaron a aterrarme; Desesperado, buscaba algo en la ausencia del Todo que me rodeaba, sin obtener más resultado que las carcajadas siniestras de la oscuridad burlona. Quise cerrar los ojos, ignorar que estaba allí; me hinqué de rodillas y lloré desconsoladamente, reprimiendo gritos de angustia y miedo. Quería encogerme… me asustaba esa noche eterna de carbón, me debilitaba su supremacía invisible. Y sobre todo, añoraba esas invenciones que mi mente había puesto allí. Entonces vi, en mi desolación, cómo unas sombras plásticas, pegajosas y amorfas me rodeaban, consumiéndome en ese vacío del que trataba de huir. Me agarraban con fiereza, me arrastraban, y yo gritaba, y luchaba por zafarme de ellas, y caí, caí empujado por ellas al precipicio. Eran las sombras de mi soledad.

Desperté respirando con violencia y aún horrorizado por aquella nítida visión mental. Intenté calmarme, dormir un poco, pero me fue imposible. Esa pesadilla, esa pesadilla que se repetía una y otra vez desde hacía tantos años, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza, atormentándome con sus calladas amenazas y me impedía conciliar el sueño; las sábanas ya se habían acostumbrado a mis vueltas y mis terrores sin número. Quería cerrar los ojos con fuerza y pensar en cosas agradables pero, si lo hacía, volvía a verme a mí mismo cayendo en ese oscuro vacío, aferrándome desesperado al último resquicio de vida que se desvanecía.

Noches en vela. Imaginando febrilmente que tarde o temprano ellas, las sombras, me alcanzarían; las horas de sueño se marchaban despacio, muy pesarosas, y sin yo dormirlas ciertamente. Y en mi insomnio, me torturaban todas esas ideas horribles personificadas en mis pesadillas, me martilleaban constantemente el cráneo, y en el corazón, una inmensa congoja crecía enraizada en mi desesperanza.

En esos momentos sabía que únicamente una cosa podía hacer para aliviar mi terror. Corría con premura hasta el piano y me sentaba ante él, y ante él y con él purgaba todo mi desasosiego, dando paso mi ansiedad a melodías que expresaban todos mis oscuros sentimientos; y tan pronto como llegaba, esa inquietud se atenuaba entre rítmicas y melancólicas cadencias reflejos de mi alma asustada; era algo casi mágico. Cómo mis dedos temblorosos se deslizaban por el teclado recorriéndolo y creando aleatoriamente azarosas combinaciones de notas en las que se plasmaba mi horror nocturno, cómo casi ni respiraba mientras sometía al piano a la misma tortura a la que me sometían a mí esos sueños infernales, aunque amándolo, siempre amándolo por encima de todo. Y cuando sentía que había sido suficiente para dejar atrás la tormenta de desasosiego y pulsaba la última tecla, escuchando en el silencio de la noche desaparecer poco a poco esa nota, esa nota final, me quedaba muy quieto y volvía a cerrar los ojos, pero ahora no veía sombras tenebrosas acosándome. No. Todo había quedado en esas notas fugaces y con ellas se había marchado. Mas no para siempre.

Luego sentía la necesidad de poner letra a esa melodía, una letra que expresara lo que yo había experimentado y que, acorde con la música, creara una sinfonía única, no llena de notas vacías y frías, sino de acordes vivos e impresos del calor de mi mismo espíritu. Un poema emocional y sencillo para el que escogía palabras apropiadas que ayudasen a mi alma a expulsar toda la desazón que en ella había. Aquella vez recuerdo que sentía un fuerte deseo de imprimir todo lo que me agobiaba interiormente, y buscaba un solo vocablo que resumiera ese cúmulo de sentimientos. Mis manos se esmeraban más que nunca en el piano porque la soledad que había vislumbrado en mi sueño me afligía poderosamente y, al borde del éxtasis, del paroxismo artístico- si es que esto existe-, mis labios susurraron una palabra: Sehnsucht. Me detuve asombrado por mi hallazgo, con la cabeza inclinada hacia delante, percibiéndolo todo claramente. Anhelo era la respuesta. Anhelo de dejar atrás esa soledad, de vengarme de mi propio dolor y anhelo de encontrar la luz entre las tinieblas de mis pesadillas. Anhelo.

Y así comencé a trabar una historia, la mía, a través de la música inspirada por esos sueños que me prohibían el descanso necesario, pero que a la vez derivaban en el ingente placer que para mí suponía la música, en esa búsqueda de la belleza y de mi calma que para mí representaba componer y crear. ¿Debo estarles agradecido? No lo sé. No puedo ni quiero saberlo… quizás sin ellos nada habría sido lo mismo, y quizá nunca habría podido descubrir mi gran pasión, que no es realmente tal, sino mi vida, pues eso es para mí la música. Quizás hubiera podido dormir relajado sin ellos, pero desconocería la delectación de ese arte sublime; decididamente, prefiero mi insomnio, mis largas noches en vela y mis pesadillas terribles antes que renunciar a lo que amo por encima de todas las cosas.

Y es que resulta paradójico, si lo pienso. Lo que anhelo realmente no es librarme de esa oscuridad maldita que se manifiesta en sueños, de esa soledad que me apresa y consume, sino precisamente que permanezca ahí porque, gracias a ella, soy quien soy.

Por una vez, quiero sonreír ante esta reflexión, aunque sea una sonrisa falsa. Claro, acabo de recordar que todo es mentira y que no puedo confiar en nadie más que en mí mismo. Puedo parecer un poco radical, pero cuando alguien ha recibido tantas críticas y ha sufrido tanto como yo el mundo se vuelve tan ténebre y vacío como el abismo de mi pesadilla. Bueno, sí, puede que haya sufrido sólo en sueños (o también puede que no), mas ¿qué es la vida, eso a lo que llamamos realidad sino un prolongado sueño del que únicamente despertamos cuando llega el momento de la muerte? Recelo de todo y de todos; no obstante, aún me tengo a mí, a mi eterna soledad, y a mis sueños.

Mientras debato conmigo mismo todas estas cuestiones, mi índice cae sobre el teclado, como si asintiera positivamente a mi afirmación. Y una vez más, me pierdo en los recónditos caminos de mi evasión personal.

* * *

«¡Tú estás ciega y sorda, y no quieres ver ni escuchar!», le increpó casi con crueldad patente en la voz, «¡No quieres escucharme a mí, que sólo deseo tu bien! ¿Es que no ves que no puede ser buena tu obsesión?»

Ella se encogía, presa en parte del miedo que le transmitían sus palabras, temblando débil y sumisa ante el poder irrefutable de su castigo. Pero no debía dejarse manipular de esa forma, ni siquiera por su madre. Y si tenía que gritar, gritaría ella también. Así que, por un momento, se encerró dentro de sí misma, desoyendo la terrible reprimenda que estaba recibiendo- reprimenda, por cierto, injustificada-, recordando un estribillo tan querido y lejano, y se hizo fuerte.

«¡Eres tú la que no quiere escuchar! ¡No entiendes, por mucho que trate de explicártelo, lo que siento! ¡Es que para mí no es música, es parte de mi vida!»

«Y todo eso es tan absurdo», prosiguió la madre ignorándola, «llevas años recluida, escondida en una identidad lóbrega alejada de tus compañeros… diciendo que detestas lo que te rodea- ¿por qué?- y ahora alegas que esa música que llamas hermosa te ayuda, y pasas horas y horas sumida en un profundo estado contemplativo, suspirando por un nombre, sin ninguna otra referencia… ¿Es que no es preocupante?»

¿Preocupante? Ahora sí que se había sobrepasado. Se levantó llena de furia y acometió en defensa propia.

«¿Preocupante? ¿Llamas preocupante a ser diferente al resto? ¿A no conformarme con lo que me ofrecen y optar por una alternativa, a hacer uso de mi libre albedrío y seguir mis inclinaciones naturales? ¿A eso llamas preocupante? ¿A que pase horas y horas como dices escuchando esa música porque realmente me ayuda?». Y no pudo seguir hablando. Con los puños crispados y los labios tensos de la rabia que sentía, dio media vuelta y se marchó tan deprisa como pudo, obviando los gritos de su madre que la invocaba, del mismo modo que ella había hecho caso omiso de sus palabras.

Era la gota que colmaba el vaso, ya no podía más. Ella no buscaba ser una rebelde ni mucho menos, sólo no estaba conforme con lo que el mundo le ofrecía y buscaba una vía optativa… llevaba, eso era cierto, muchos años sumergida en una profunda oscuridad de la que nada ni nadie había podido sacarla. Sufría una especie de mal du siècle que la había distanciado gradualmente de todo aquello que los demás asumían directamente sin plantearse siquiera por qué lo hacían. Y ¿por qué lo hacían?, esa era precisamente su pregunta; ella siempre se cuestionaba todas esas cosas y prefería pensar en trascendentalismos antes que en banalidades, lo cual habría sido lo más propio. Ya estaba acostumbrada a que la llamaran rara y cosas similares sólo porque su perspectiva de la belleza no era la misma que la del resto de los mortales. ¿Y qué? Y ahora que por fin había encontrado refugio en la música, tenía que estropeárselo ella. Es que no lo comprendía. Más que simple música, como la entiende la mayoría, era su razón de ser, casi necesaria para vivir. Tan profundas eran las emociones que le transmitía que llegó a pensar en incontables ocasiones que, por un azar del destino, hubiera sido compuesta exclusivamente para ella, algo que sonaba inverosímil pero que ella creía con total convicción. Estas reflexiones de lo antiguo, lo que llevaba con ella desde que pudiera recordar o desde que tuviera edad suficiente para plantearse ciertos problemas, se mezclaban con la particular circunstancia de ese día concreto en el que la habían destrozado por completo de nuevo, y no sería la última vez.

Se sentía frustrada por no saber imponer su criterio y huir de esa manera; era una cobarde, al fin y al cabo. No había sabido enfrentar su destino y, como siempre que algo la atacaba, se escondía amargamente, sola, callada, a la espera de que pasase la tormenta. Pero esa vez no sólo se hallaba impotente, sino que la dominaba una cólera interior que amenazaba con explotar en cualquier momento. Le daba miedo no poder controlar su ira... ya había gritado, pero no había sido suficiente. En su alma aún quedaban muchos fantasmas de odio profundo, así que, para serenarse, decidió volver a escuchar esa pieza particularmente bella. Era ya casi de noche, justo la ocasión propicia, y auguraba aquélla ser una noche bastante especial. Noche sin luna y sin estrellas, una de estas noches misteriosas sin cielo que parecen salidas de algún sueño infernal. Ella nunca temió a esas noches; no sabía exactamente por qué, pero tenía con ellas una suerte de afinidad especial, y nunca pudo evitar mandarles una sonrisa.

Estaba sola, pero espiritualmente se sentía acompañada. Hacía frío, pero un calor muy poderoso comenzaba a embargarla poco a poco en el lecho donde yacía, hipnotizada una vez más, evadida de la cruel realidad, porque era como si esos violines que lloraban lastimeros estuviesen allí con ella, rodeándola, consolándola, sintiendo con ella sus penas y padecimientos. Muy poco le bastó para olvidar todo el rencor e imaginarse en otro lugar muy lejano, consumida por la excitación y el sentimiento pero al mismo tiempo calmada.

Y conteniendo una lágrima y un escalofrío, se vio inmersa una vez más en las sombras, esas eternas cómplices suyas; las sombras de su corazón, pero también las sombras de las pesadillas del músico que durante ese crepúsculo- ella lo sabía con toda certeza-, estaba a su lado. Las sombras de la noche.

1/5/10

Biografía de Tilo Wolff

Creo que va siendo hora de dejar constancia de una breve biografía del gran genio musical que es Tilo Wolff. Desde muy pequeño comenzó a demostrar interés por el arte, la poesía y la música, y su gran capacidad compositiva es más que evidente, moviéndose por terrenos tan distintos como la música gótica, la clásica o el rock y el metal. La biografía la he sacado de la Wikipedia, así que no son datos totalmente contrastados:

Tilo Wolff (nacido 10 de julio de 1972 en Fráncfort del Meno). Es un músico alemán, que actualmente vive en Suiza.
Desde temprana edad mostró su inclinación por el arte, en especial hacia la literatura y la música. Contando con 12 años publicó textos poéticos en varias revistas de literatura. En 1989, con 17 años publicó un fanzine dark gothic en conjunto con otros amigos, pero esto no tuvo larga duración hasta que paso a ser un proyecto obsoleto. Siendo estudiante de piano nació el deseo de componer música con el fin de expresar plenamente sus emociones ligando así la música con sus textos poéticos. Trabajó en distintas fabricas con el fin de reunir dinero suficiente para registrar y publicar su primer demo que ve la luz en noviembre de 1990, en un pequeño estudio cerca de Basilea.
Antes de crear su proyecto de Lacrimosa en 1988 Tilo Wolff fue elegido, junto con Bruno Kraumm (Das Ich) y Oswald Henke (Goethes Erben) para grabar un disco; gracias a Christian Dörge, quien éste último reclutó a la "Creme de la Creme" del movimiento gótico surgido en Alemania; y el resultado fue "Lycia" (publicado en 1992, el mismo año de la salida del segundo disco de Lacrimosa). Tilo Wolff pudo demostrar su talento con su distinguida voz que lo caracteriza. Wolff interpretó las canciones (compuestas por Dörge): Der Satyr, Weltschmerz, Kriegsvögel & Mystische Rosenmadonna (donde ésta última Wolff hace la música). Posteriormente el grupo anterior toma distintos caminos. Un dato curioso es que Christian Dörge siguió colaborando con Tilo Wolff hasta 1993, y después dejó el grupo por razones desconocidas aún. (Dörge decide trabajar en sus propios proyectos musicales).
El primer y único demo de Tilo Wolff es “Clamor” es el primer demo lanzado junto a Christian Dörge, el cual contiene los temas: Seele in Not y Réquiem. En esta etapa ya puede apreciarse la aparición del arlequín característico de la banda Siendo una creación de Tilo Wolff, pues el arlequín representa un sinfín de emociones. A partir del lanzamiento de “Clamor” y un año mas tarde aparece Lacrimosa como grupo.
Su principal proyecto musical es la banda de Lacrimosa, que desde su debut en 1990 permanecido en Lacrimosa hasta la fecha actual y mezcla elementos de metal gótico con tintes de orquesta. Wolff compone la mayoría de las letras del grupo junto con Anne Nurmi y los arreglos musicales, del mismo modo que toca bajo, su música es una parte de sí mismo y por ello la cuida hasta el más mínimo detalle.
El mismo año en que Wolff creó Lacrimosa, también fundó la discográfica Hall Of Sermon para producir a la banda sin la necesidad de depender de otros sellos discográficos. Este ha hecho mucho por su banda.
En 1996 recibió el premio " Alternative Rock Music Award".
En 2004 Wolff creó otro proyecto llamado Snakeskin, que difiere mucho del estilo de Lacrimosa.