26/4/10

Así conocí a Lacrimosa

Bueno, todo empezó hace poco más de un año, durante las vacaciones de Navidad del año 2008. Mi padre- tras mucho insistirle- me había regalado un portátil por Navidad y por fin podía disponer de mi propio ordenador para mí sola… el problema era que no tenía internet, así que para eso tenía que utilizar el ordenador común.

En fin, poco antes- quizás en noviembre, más o menos- me había dado cuenta de mis inclinaciones góticas y yo quería saber más sobre ese mundo que comenzaba a atraerme poderosamente…

Al mismo tiempo, he de decir que desde pequeña mi padre, que es músico, me tenía muy acostumbrada a escuchar música clásica (algo muy poco común), y mi obra favorita siempre fue el Réquiem de Mozart, que me fascinaba y aún hoy me fascina por su belleza y, concretamente, una parte: Lacrimosa, con la que me emocionaba profundamente al escucharla.

Pues bien, buscando en internet información sobre bandas relacionadas con el gótico, me encontré casi por casualidad con una llamada Lacrimosa… qué curioso, me llamó muchísimo la atención el nombre de esta banda, que era precisamente el mismo que el de mi parte preferida de el Réquiem de Mozart. Así que, picada por la curiosidad, me decidí a descargarme unas cuantas canciones del grupo.

Bien, la primera canción que escuché fue Crucifixio. Recuerdo perfectamente que yo estaba sola en mi habitación, era de noche y me dispuse a escucharlo… creo que es imposible describir con palabras la sensación que sentí, pero puedo resumirlo en una sola: miedo. Sentí miedo, mucho miedo. Lacrimosa me asustaba. Esas campanas, el ambiente misterioso y siniestro de la música- algo que yo nunca había escuchado-, la extraña y profunda voz masculina cantando en un idioma que yo no podía identificar (sabía que no era inglés, lo habría reconocido, y por aquel entonces yo todavía no tenía ni idea de que la banda era alemana)… en conjunción, todo me produjo una sensación muy extraña y, no sé por qué, empecé a imaginarme un cementerio muy oscuro… y un escalofrío, un estremecimiento, recorrió mi cuerpo. Jamás olvidaré ese escalofrío. Esperé paciente y llena de una agonía incomprensible el final de la canción y, cuando terminó, casi respiré aliviada. También tenía descargada Schakal, pero me atreví tan solo a escuchar unos cuantos segundos. “Esta música no es para mí”- me dije- y con una sonrisa de amargura, desterré a Lacrimosa de mi vida para siempre (o eso pensaba yo)… Lo más curioso es que esa música, a la vez que me repelía y me provocaba ese extraño pavor, me fascinaba de forma sobrenatural… tal vez porque la música era sobrenatural en sí misma, no puedo explicarlo claramente.

Bien, durante algunos meses no escuché absolutamente nada de Lacrimosa… no me gustaba, eso era todo.

Pero en abril- bastantes meses después de este primer contacto con la banda- vi en un blog que solía frecuentar que Lacrimosa, esa banda tan rara que no me había gustado nada, acababa de sacar nuevo single- el de I lost My Star- y, no sé por qué, me dio por descargármelo. Tal vez porque sabía, muy en el fondo, que tenía que darles otra oportunidad, que mi relación con su música no podía haber acabado tan pronto y de forma tan abrupta… así que volví a retomar el contacto con la banda, con el single y poco después con la llegada de Sehnsucht. Esta vez, la voz del vocalista me… me sedujo, por así decirlo. Me gustaba esa voz. Y me gustaba el ritmo de esa música ¿Cómo podía haberla odiado antes? Feuer se convirtió en mi canción favorita- me gustaba el desprecio que irradiaba- pero poco después descubrí Stolzes Herz en el tuenti de Lacrimosa. ¿Cómo decirlo? Esa canción me dejó sin palabras, me hechizó… era tan… incomprensiblemente hermosa… pero más me fascinó cuando descubrí la traducción de la letra… ¡Parecía que estuviese escrita a mi medida! Sí, me entraron ganas de llorar, de llorar porque había alguien que me comprendía y que pensaba como yo… Entonces comencé como una loca a descargar toda la discografía… y esas melodías tan extrañas y bellas terminaron por cautivarme. Ya por aquel entonces era julio. Descubrí que me había enamorado de Lacrimosa casi sin pretenderlo, y mi corazón, mi alma, suspiraba con los ecos de cada nota… Jamás en mi vida había escuchado una música que me llegara tan hondo que formara, cómo decirlo, parte de mí, de mi esencia. Lacrimosa no es para mí sólo música, es MI música, la música hecha a mi medida. Cuántas veces he cerrado los ojos y me he dejado llevar por la melodía, trasladado a un lugar- o a un no-lugar, un utopos- donde no existen mis preocupaciones y problemas, donde sólo estamos yo y la música. Lacrimosa ha cambiado mi vida, porque ahora no veo nada de la misma forma, casi podría decir que hay un antes y un después.

Esta es mi historia. En cuanto a cómo conocí a Tilo… bueno, esa es otra historia. Al principio no me preocupé por buscar quién cantaba esas canciones, simplemente no le ponía cara a la voz. En last fm, al añadir a Lacrimosa como una de mis bandas preferidas, vi en la portada esta foto, la primera que vería de Tilo:


La primera impresión que tuve de él era que me parecía un hombre extraño… su forma de vestir y peinarse me recordó mucho a la de un antiguo músico del siglo XVIII, y no terminaba de encajar muy bien el pelo recogido en una coleta con el flequillo rubio. Pero a la vez me llamó la atención su atractivo. Había algo en él que me gustaba.

Aún desconocía su nombre. Y también su genio. Muy poco después, en un blog leí que una chica decía que su ídolo era Tilo Wolff. Y yo me quedé pensando: “¿Tilo Wolff? ¿Quién es ese?” Para disipar mi duda, busqué ese nombre en Google y hallé la respuesta: “¡Ah, pero si es el de Lacrimosa!”- me dije- “No sabía que se llamara así…”

Indagando, fui descubriendo, a lo largo del verano, que era el propio Tilo quien lo componía todo; que no sólo componía, sino que también sabía tocar diversos instrumentos: trompeta, piano, guitarra, fiscorno, acordeón… También fui descubriendo las letras traducidas de las canciones… puras poesías, dignas de formar parte de cualquier antología que se precie… algunas incluso me hacían llorar. Después de esto, pensé : “Este hombre debe de haber pasado muchísimos años estudiando para hacer música así”. ¡Y cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que Tilo nunca había tenido ninguna preparación musical de ninguna clase! Me parecía absolutamente inverosímil; ¿Cómo un hombre que no tenía ni idea de música había sido capaz de componer un Sanctus, un Kyrie y de armonizar de esa forma guitarras eléctricas y violines? No me cabía en la cabeza. Entonces descubrí que Tilo había sido capaz de hacer música por amor a la música. Que era este amor el que lo había impulsado a aprender por sí mismo para extraer de sí esos sentimientos y emociones que se agolpaban en su interior… Ante alguien así sólo me podía permitir sentir una admiración descomunal. Pero Tilo nunca dejará de sorprenderme: descubrí que Tilo ¡también dirige la orquesta! Su talento merece un reconocimiento, y sólo puedo definirlo con una palabra: Genio. Y Maestro.

Lacrimosa es mi banda predilecta, realmente no me importa su género musical- porque no lo tiene-, y no me importa que yo sea más o menos gótica por escucharlo. Me da igual. Su música me llega a lo más hondo; jamás olvidaré cuando se me pusieron los vellos de punta al escuchar el bellísimo final de Hohelied der Liebe o cuando lloré a lágrima viva con Stumme Worte. Y Tilo siempre será mi ídolo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario